Escondido
entre los barrancos del Arroyo Madre nos saldrá a recibir, a la vuelta
de un recodo donde el valle se abre en dos y el camino inicia un ligero
ascenso, sobre un cerrillo, la atractiva imagen de esta casa fuerte y atalaya,
que nos llevaba vigilando desde que entramos en el valle.
Escasa
es la información que hay publicada sobre la historia de esta fortificación.
Clemente Sáenz Ruidrejo y Florentino Zamora Lucas en Corpus
de Castillos Medievales de Castilla analizan el significado que
del topónimo Al-madeque (el desfiladero) diera Asín
Palacios y transcriben parte de un documento de la Diócesis de
Sigüenza de 1353 donde se hacía referencia a Almadeque. Los
propietarios, en la fecha de edición (1975), eran los Marqueses
de Casablanca, en cuyos archivos indican estos autores que está
documentada la pertenencia a los Marqueses de Someruelos en el siglo XVI.
La
construcción consta de dos partes bien diferenciadas. La más
antigua es una atalaya
de vigilancia, que se encuentra elevada respecto al terreno circundante
por estar asentada sobre un resalte rocoso de paredes verticales. No es
de extrañar que, dirigiendo nuestra mirada hacia la salida del
valle, podamos distinguir claramente a unos 4 kilómetros la peña
de Aguilar de
Montuenga donde se supone la existencia de otra fortificación.
Con una altura variable por estar semiderruida y un ancho de unos 5 metros,
no presenta externamente ningún acceso, que suele estar en alto.
La fábrica
es de mampostería
cubierta parcialmente de argamasa. Adosado a esta atalaya se encuentra
otra construcción, de reducidas dimensiones y pocas defensas. Es
de planta irregular en forma de casco de barco apuntando hacia el valle,
que nos trae a la memoria el cercano castillo de Montuenga
de Soria, con una puerta de acceso en un lateral con arco
de medio punto, estando su interior cerrado por una puerta en buen estado.
Externamente encontraremos unas sencillas aspilleras
en unos muros de pobre fábrica de mampostería. Los alrededores,
dimensiones y aspecto sugieren que se trata de una granja o casa
fuerte más que que un auténtico castillo
señorial.
Valle
arriba otra construcción, esta vez moderna, como es el viaducto
de Sagides del moderno AVE, nos recordará que fuera de este valle
el tiempo es valioso y que debemos regresar antes de agotar la luz del
día, no sin antes disfrutar una vez más de la tranquilidad
de este paraje.
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