Del
castillo, que tuvo que ser muy fuerte, tan sólo quedan dos torres
de flanqueo en el acceso al recinto, con matacanes
aún visibles, realizadas en mampostería
con sillares en sus esquinas y de planta
poligonal. También sobreviven restos del interior y las reliquias
de una antepuerta rectangular a la que se entraba por su lado izquierdo,
en ángulo recto con la entrada entre dos torres, como describiera
Edward Cooper. Se encuentra situado sobre
una colina al norte de la amurallada población, a la que domina y
en la que quedan hoy tres puertas de las cinco que pudo tener originalmente.
Es del final de la era del Bronce el depósito de hachas de talón localizado por Ortego en 1962. Taracena por su parte dejó constancia de un camino excavado en roca que unía Yanguas con Tañine y que parece unir Augustóbriga (Muro de Ágreda) con la vía de Numancia a Calagurris (Calahorra), pasando por San Pedro Manrique. Se tiene constancia de que Juan I entrega la villa a Diego Gómez de Manrique en 1383. La villa alcanza cierta importancia durante la Edad Media gracias a la explotación ganadera de la lana llevada a cabo por la Mesta. La próspera villa contó con una aljama hebrea, que aunque no formaban parte del honrado concejo, sí que comerciaban con sus lanas. En Madoz podemos ver que hace referencia a las ruinas de un antiguo castillo, aunque no hace mención a las murallas de la villa. En el término, entre el camino de Sarnago y la carretera de Magaña, se encuentran las ruinas de San Pedro el Viejo, cuya posesión se atribuye a la Orden del Temple. Apenas quedan unos pocos muros, la torre y una bóveda del antiguo convento supuestamente fortificado. La noche de San Juan en el solsticio de verano, las fiestas de los esponsales de la Virgen o La Móndida, la Descubierta y muy especialmente el Paso del Fuego, son las fiestas que han dado fama a esta villa, fiestas cuyo estudio y descripción dejo para otros. Sirva como referencia los artículos de Carlos Álvarez García y sobre todo Antonio Ruiz Vega en Revista de Soria (nos. 10 y 12). El Paso del Fuego en la ermita de la Virgen de la Peña, el 24 de junio, donde los mozos descalzos deben pasar una alfombra de ascuas de roble de siete pasos de larga, solos o llevando en sus hombros hasta dos personas, tienen una magia tal que difícilmente uno puede abstraerse a la teoría de un significado iniciático arcaico pese a suponerse un rito relativamente reciente y que todos los años congrega multitudes en el anfiteatro de la ermita. |
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A 48 kms de Soria. Salida por la N-111 hasta Garray (junto al cerro ocupado por Numancia), donde tomamos la C-115 hasta Oncala. Seguimos unos 13 kms por carretera local. 30T 563647 4653720 |