En
este pequeño pueblo, casi una aldea, descubrimos una curiosa torre
o atalaya
cubierta por un palomar construido alrededor de ésta y en estado
de ruina, y por encima del que sobresale. La atalaya cuenta con dos accesos
en alto a distinta altura, uno de ellos practicado al construirse el palomar,
estando el más alto tapiado.
Cuentan en el pueblo que, hace al menos 40 años se abrió un agujero en el suelo en la explanada que se encuentra bajo la torre, de forma cuadrada, al que si se tiraba una piedra se oía golpear durante un buen trecho, y que entonces fue tapado. No sería extraño que la torre perteneciera a un conjunto defensivo más complejo, con un aljibe o pasadizo que condujera a la cercana fuente, asentado en esa explanada contigua a la torre, y rodeada de una barrera de piedra difícil de identificar como propia de la construcción o de posterior uso agrígola o ganadero.
En la iglesia parroquial del pueblo de San Nicolás se pueden apreciar elementos decorativos ajenos a la obra. Se sabe que el pueblo tuvo aljama hebrea.
