De
una importancia clave en la defensa de la frontera del Duero durante las
luchas entre musulmanes y cristianos, al igual que otras poblaciones próximas
como Alcozar,
San Esteban
de Gormaz o Gormaz,
no parece ser sin embargo de esa época la torre
que hoy vemos. Situada sobre una pequeña muela
repleta de subterráneos y algo apartada de la población, permanece
como único testigo del pequeño castillo de defensa del puente
medieval de 12 arcos sobre el Duero que discurre a sus pies. Parece que
contaba con una serie de subterráneos, hoy cegados, como alojamiento
de la tropa, caballerizas o graneros. La fábrica es de sillería,
con tres pisos de viguería además de la planta baja y la azotea,
con aspilleras
muy alargadas. Conserva parte de las almenas
aún visibles y en buen estado. Contaba con una puerta levadiza, hoy
sustituida por una reja, según recoge Maribel Navarro Romero en Revista
de Soria (nº8, primavera de 1995).
Según datos de Ángel Almazán, de su muy recomendable obra Por tierras de Soria, La Rioja y Guadalajara, su altura es de casi 20 metros, 12 metros de lado y los muros son de casi 2 metros de grosor. Cuenta con aspilleras en las almenas, señales de matacán sobre la puerta de acceso, un aljibe trapezoidal rupestre y restos de un recinto defensivo.
En Langa, sus inmediaciones y El Oradero (despoblado desde 1856), se han encontrado bastantes huellas y restos celtíberos (el Segontia Lanka citado por Estragón, Apiano y Plinio, o Lagni de Diodoro Sículo), dice Guillermo García, quien además sugiere algún tipo de relación entre los topónimos Langa de Duero y Berlanga de Duero. Blas Taracena realizó una campaña de excavaciones arqueológicas en 1928 en un área próxima al puente medieval que descubrió un conjunto de viviendas de adobe y habitaciones rupestres, sin defensas. Tal debió ser la importancia del antiguo asentamiento que llegó a acuñar moneda como Secotias Lacas (133-45 a.C.). También se encuentran restos visigodos en las inmediaciones. Y si de topónimos hablamos, te llamará la atención la cantidad de ellos con referencias castilleras y a los valles en el término y alrededores: Castildediez, Moro, Atalaya, Muela, Cercas, el evocador Valdeparaiso, Valdeambrón, Valdeabajo, El Val, Valdecarretas, Ayo. de Valdebáscones, Valdelamierla, Valdanzo,...
Aunque no se indica así en las Crónica de Sampiro y los primeros Anales Castellanos, es de suponer que en Langa existía ya alguna instalación cristiana hacia principios del siglo X. A finales del siglo XI, Alfonso VI de castilla hace entrega de la villa a Rodrigo Díaz de Vivar, El Çid, pero no se hace mención del castillo, siendo al parecer la fecha de construcción el siglo XIV o XV. Se tiene conocimiento documental, a finales del siglo XV, de aljamas hebreas en Langa.
En ella fue encerrado en 1445 el hermano del Almirante de Castilla, don Enrique, por orden del Condestable don Alvaro de Luna, propietario del castillo desde 1441 y otras posesiones próximas desde 1421, y que consiguiera fugarse. Se tiene noticia del paso y estancia de los Reyes Católicos en Langa en 1506.
El conde de Miranda, ya en el siglo XVIII, recibía de la población de Langa el importe de un tributo conocido como portazgo, que gravaba una parte sobre las mercancías. Madoz, al referirse a Langa, no hace ninguna referencia al castillo en su diccionario de 1845-1850, aunque da a entender la importancia de la villa.
La población cuenta con una iglesia parroquial, con fábrica gótica en su ábside y presbiterio abovedado, dedicada a San Miguel Arcángel, antiguas casas con balconadas de madera, algunos interesantes lagares familiares y más de trescientas bodegas. Son de especial interés las fiestas patronales del Corpus Cristi, celebrando una misa en la ermita de la Virgen de Paúl, patrona de la villa, como quedó recogido en el I Premio de Recopilación de Tradiciones Populares de la Diputación de Soria.
