En
esta ocasión me voy a centrar en la descripción de todo un
entorno que coincide con el curso del río Bordecorex, o Torete, desde
Fuentegelmes hasta la desembocadura en el río Escalote en Caltojar.
Y va a ser de esta manera por la especial concentración de atalayas
que discurren por valle del citado río, en lo que habría sido,
a juicio de Pilar
LLull, Mario Huete y Jesús Molina, parte de una ruta de
defensa-ataque musulmán que uniría Medinaceli
con Gormaz y
San Esteban
de Gormaz en el siglo X, testigo de múltiples aceifas musulmanas
o ataques cristianos durante las campañas de ambos contendientes.
He encontrado
que los distintos autores consultados no coinciden en el nombre que se
da a cada una de las atalayas, creando cierta confusión. Así,
la situada en el paraje de Los Pilones se puede ver escrita también
como de Almanzor o de Tiñón, o la
próxima al arroyo de Vardebardajo como Torre Vicente. Yo he preferido
referirme a ellas en base al paraje o vértice en que se encuentran.
Comenzaremos
a mitad de camino entre Bordecorex y Fuentegelmes, a unos 5 kms río
arriba del primero y poco antes de llegar al Arroyo de Valdebardajo, encontramos
una atalaya en el fondo del cañón a unos 50 metros del camino.
Según el Corpus
de castillos medievales de Castilla, se trata de una atalaya cilíndrica
de 4m de altura, 6 metros de diámetro y 1,40m de muro. El lado
este, donde se encontraba el acceso, se encuentra algo más desmochado.
Su fábrica
es de tosca mampostería
caliza. Pilar LLull, Mario Huete y Jesús Molina nos ofrecen unas
medidas ligeramente diferentes de 5m de altura, 5,70 de diámetro
y 1,37 de grosor de muro e indican una fábrica de sillarejo
con argamasa.
Seguiremos
por la población de Bordecorex, situada en el centro de este área,
donde encontraremos una iglesia parroquial dedicada a San Miguel Arcángel
(al igual que la de Caltojar), en el enclave conocido como El Castillo
(Ángel
Almazán), con una esbelta torre del campanario de fábrica
de sillar
de buena labra, lo que junto con su situación privilegiada sobre
el caserío hace sospechar de su origen como torre
de un asentamiento fortificado mayor.
Guillermo
García ofrece varias explicaciones del topónimo Bordecorex.
Por una parte, el referido a Walcorari, Val de Coraxi, Bordecoreix,
Bordecoréx o Borg-Coraxi (Borg=torre de Coréx
o Coreix). Por otra, apunta el posible significado de borde de
la frontera del Duero. Se ha generalizado sin embargo la creencia de que
proviene de Borg Al-Quraysi, siendo éste un nombre atribuido a
Almanzor.
Sobre
la población se encuentra el escarpado cerro Lutero, de 1118 metros
de altura, sobre el que se sospecha que pudo haber una atalaya (Otero).
Desde este cerro se ven las atalayas de Berlanga
de Duero y Barahona.
Seguimos
río abajo y encontramos, ya en el término de Caltojar, otras
dos atalayas a modo de puerta de acceso al valle. La primera de ellas
y más alta se encuentra junto al vértice Ojaraca, de 1119
metros, que divide los valles del Escalote y el Bordecorex (Torete). Se
trata de los restos de una atalaya de la que sólo se conserva la
mitad de su perímetro, aunque al estar abierta permite apreciar
las marcas de las vigas de un solado de madera a media altura. Sus
dimensiones son de unos 7,5 metros de alto por, supuestamente, 5 metros
de diámetro, con muros de 1,20m. Por cierto, en las proximidades
de La
Riba de Escalote se encuentran las ruinas de otra atalaya y en Rello
otra, con las que comunica visualmente.
Al
otro lado del valle encontraremos la segunda atalaya, en las laderas del
paraje conocido como Los Pilones, a unos 1020 metros de altura. Debido
a su sorprendente buen estado de conservación recibió en
2001 una restauración y consolidación. Tiene aproximadamente
8,80 metros de alto, 5 de diámetro y 1,40 de muro. El acceso se
encuentra situado a 2,5-3,0 metros de altura y también podían
verse los huecos de las vigas de un solado. En su lado occidental se aprecia
el arranque de dos muros de lo que pudo ser una dependencia aneja a la
atalaya.
La tradición,
además de algunos autores como Simonet, sugiere que fue en Bordecorex
donde fallecería Almanzor de vuelta de la batalla, quizá
sólo una refriega, de Calatañazor.
Desde luego no resulta descabellado suponer que Almanzor, herido
o enfermo, de vuelta de San Millán de la Cogolla (La Rioja) regresara
a Medinaceli
por la antigua ruta musulmana del portillo de Andaluz,
Bordecorex, Barahona
y Alcubilla,
e hiciera parada en la fortaleza de Bordecorex.
No sería
de extrañar que Bordecorex fuera atacada durante las campañas
que el conde García Fernández realizara por esta vertiente
del Duero entre los años 978 y 981, tomando Atienza, Berlanga
de Duero y Aguilera
entre otros. Por otro lado, Bordecorex se encuentra el el Silense como
Horcecorex, conquistado por Fernando I en el 1059.
En
las cercanías de esta población encontraremos una de las
joyas de la arquitectura románica de la provincia de Soria, al
tiempo que una de sus mayores vergüenzas: la ermita de San Baudelio,
Monumento Nacional desde 1917, a escasos 2 kms de Casillas de Berlanga.
Se trata de una ermita del siglo XI, quizá antes una mezquita,
que contenía una magnífica colección de frescos mozárabes
del siglo XI, románicos del XII y renacentistas, en su mayoría
de temas no religiosos.
Y digo
contenía porque las mejores pinturas fueron vendidas por los propios
vecinos en 1925 a coleccionistas norteamericanos, que las arrancaron con
el beneplácito de las insituciones españolas de la época.
Parte de las pinturas pudieron ser recuperadas por el Museo del Prado,
pero, la historia se repite, a cambio del ábside románico
de San Martín de Fuentidueña. El resto se encuentra repartido
entre museos americanos y colecciones particulares. Nosotros, pobres herederos
de nuestros antepasados, nos tenemos que conformar con lo que dejaron
y con los restos de pintura que impregnaron las capas inferiores de las
arrancadas, que al menos dejan adivinar su riqueza. Se conservan reproducciones
realizadas por José Carmelo en 1923 en el Museo Arqueológico
Nacional.
Sin embargo
recientemente, en un trabajo sin precedentes en España, se han
reimplantado parte de los frescos originales y se han restaurado y consolidado
los que allí permanecían, prometiendo devolver a San Baudelio
parte de la riqueza artística original y que será accesibles
al público a partir del verano de 2002.
Otra
de las características que la hacen única es su arquitectura
interior, siendo su sencilla fábrica
exterior mampostería. Por un doble arco
de herradura se accede a la única nave de dos cuerpos rectangulares
que la componen. Una ancha columna central soporta ocho arcos de herradura
radiales, como si se tratase de una palmera, identificada con el árbol
de la vida mediterráneo. Sobre ella, en la raíz de los arcos,
se encuentra una enigmática linterna con cupulilla de seis nervios
cruzados dos a dos. Cubre la mitad de la nave un conjunto de pequeñas
columnas con arcos de herradura que soporta el coro, al que se accede
por una escalera empotrada en la pared. Al fondo, el acceso a una no menos
misteriosa cueva. Encontraremos una detallada descripción y elaborada
interpretación en Por
tierras de Soria, La Rioja y Guadalajara (p.p. 63 a 74), de Ángel
Almazán.
Se
tiene constancia de la existencia de un monasterio de San Bauduli en 1136,
posteriormente desaparecido. Recientemente se ha excavado una necrópolis
junto a la ermita, con orientación E-W, perteneciente a los siglos
XI y XII, que pudo ser usada hasta el XVI. La ermita ha estado recibiendo
trabajos de restauración y consolidación de sus frescos
recientemente.
En Caltojar
descubriremos la parroquial, románica de transición del
siglo XIII, de San Miguel Arcángel, una de las más interesantes
de la provincia. La portada nos muestra un tímpano con el relieve
de San Miguel en la dovela
central del arco, terminada en ménsula
sin columna central.
En Bordecorex
no dejes de visitar su escuela-museo y de disfrutar del tipismo de sus
casas de piedra. Y desde luego si te ofrecen queso y miel no dudes en
tomarlos.
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