Comarca
cerealista por excelencia de la provincia, cabecera de su Campo y señorío
de los condes de Gómara desde que en 1566 dejara de serlo de los
obispos de Osma.
Difícil tarea la de identificar los restos de lo que pudo ser una torre de defensa o pequeño castillo. Madoz, en una breve referencia, indica que fuera de la villa, al rededor de la que se notan vestigios de haber sido amurallada, se encuentran los restos de una fortaleza. Por otra parte, Gaya Nuño hace referencia a la existencia de restos visigodos en Gómara. Unos pocos restos, un aljibe protegido con una reja y la horizontalidad del cerro donde se asentaría es lo que nos queda hoy como testigo de su existencia.
La
recopilación de topónimos de Eleuterio
Carracedo Arroyo señala Gómara como un antropónimo
germánico, aunque Rafael García de
Diego ("Sobre topónimos sorianos...II") asocia Gómara
con el gentilicio de una kabila árabe que aún hoy existe
en Marruecos, por tanto como lugar de asentamiento de tribus beréberes.
Personalmente me inclino, con reservas, por esta última, ya que no es difícil apoyarlo con las numerosas torres de defensa de origen beréber (siglo X-XI) que jalonan todo el valle del Rituerto y Campo de Gómara, como en Noviercas, Magaña o la cercana Almenar. Se podría pensar por tanto en un asentamiento árabe con una torre de defensa al estilo de éstas, posteriormente reutilizada en un castillo amurallado, como ocurre en Almenar, todo ello hoy desaparecido. Aparentemente situada sobre un llano, su altura considerable hace que a la vista quede gran parte del Campo, así como la torre de Torrejalba o la población de Castil de Tierra entre otras.
Durante el Alto medievo, fueron Peroniel y Noviercas los núcleos más poblados del Campo, aunque terminarían por imponerse Gómara y Almenar. Una población tan próxima a la frontera castellano-aragonesa no podía evitar verse implicada en las continuas guerras entre ambos reinos que durante los siglos XIII y XIV sufren estas tierras. Se tiene noticia de que, en 1358, Don Pedro tiene que llegar a Gómara con su ejército para evitar que Enrique de Trastámara tome Peñalcázar, y un año más tarde tiene que guarnecer Gómara, Serón y Ágreda ante el fracaso de las paces con Aragón. Este mismo año fuerzas de Gómara y Almazán tienen que hacer frente a una nueva incursión del aragonés.
Se pagaba "la razón de pecho", impuesto que cobraba el conde de Gómara que consistía en seis maravedíes de trigo y cebada por cada vecino.
Aquí se sitúa la leyenda de la promesa de Bécquer, en la que se relata como el conde de Gómara, que antes de marchar a la guerra se había prometido a Margarita haciéndose pasar por un escudero del conde, escucha cerca de Sevilla una cantiga a un juglar en la que se describe su engaño y la muerte de ésta. La mano de Margarita, donde estaba el anillo de prometida, siempre quedaba fuera de la sepultura. Al volver de la guerra, el conde cumple su promesa de casamiento ante la tumba de Margarita, que finalmente descansará en paz.
La población cuenta con una iglesia gótica dedicada a San Juan Bautista.
